viernes, 27 de junio de 2014

Análisis estructural comparativo de la novela Brick y el olivo 33 del autor Manuel Bárcenas, versus Los cuerpos extraños "de" Lorenzo Silva Amador

Como bien sabéis los lectores de este blog y los de mi página web, dedicadas ambas a mi primera novela Brick y el olivo 33, el 5 de junio de 2013, previa inscripción en el registro de la propiedad intelectual, y después de valorar los pros y los contras, decidí autopublicarla en formato digital en Amazón, Google Books, e iTunes, conservando los derechos digitales y sin renunciar a una posible publicación futura en formato tradicional papel con alguna editorial que pudiera mostrar interés por la misma.

El manuscrito de mi novela lo envié a dos editoriales. En septiembre de 2012 a Temas de Hoy, franquicia del Grupo Planeta, a la atención de la señora Raquel Gisbert Misdrel. El 8 de marzo de 2013, a la editorial Playa de Ákaba, a la atención de la señora Noemi Trujillo Giacomelli y del señor Lorenzo Silva Amador, dos de los socios fundadores y principales responsables de la misma.

Ambas editoriales tenían el manuscrito de mi novela cedido para su exclusiva lectura y valoración literaria, confiando su autor en el buen uso del mismo por parte de ellas.

El 14 de marzo de 2013, Temas de Hoy, a través de la señora Gisbert, me comunica que el informe de lectura y valoración literaria de mi novela no ha sido favorable. A la fecha de la presente entrada en este blog, al no haber recibido comunicación alguna, mi novela teóricamente estaría aún en proceso de lectura y valoración en la editorial Playa de Ákaba.

A finales de mayo de 2014, me entero por las noticias literarias de la prensa que el escritor Lorenzo Silva Amador, ha declarado en diversos foros la aparición de “su” próxima novela titulada Los cuerpos extraños, publicación prevista para el 3 de junio por la editorial Ediciones Destino, franquicia del Grupo Planeta. La reseña del editor en varias librerías digitales junto a unos pocos datos que el laureado escritor desvela de la misma me hacen sospechar de la existencia de curiosas coincidencias con todo o parte de la historia recogida en Brick y el olivo 33. Obviamente, en ese momento, y puesto que sólo se trataba de una sospecha, decido esperar a la publicación de Los cuerpos extraños, leer la novela y poder certificar lo que a priori he identificado como un uso indebido del manuscrito de mi novela.

Tras adquirir la novela Los cuerpos extraños y leerla detenidamente, confirmo mis sospechas, detectando coincidencias estructurales esenciales entre dicha novela y la mía, lo cual, como se pueden imaginar, me entristece, y causa angustia y desasosiego.
En consecuencia, me veo obligado a denunciar el delito y a consultar a un abogado, a aparcar la escritura de mi segunda novela en la que estaba inmerso, y a dedicar tres semanas de un tiempo siempre escaso a realizar un análisis estructural comparativo entre mi novela Brick y el Olivo 33 y la de Los cuerpos extraños.
Adjunto en este enlace dicho análisis estructural comparativo realizado personalmente, documento sustancial sobre el que se fundamenta mi reclamación contra el señor Lorenzo Silva Amador, escritor creativo donde los haya.

Como se deduce de la lectura de dicho análisis, las coincidencias detectadas no tienen un carácter puramente accesorio. Todo lo contrario, afectan directamente al argumento central, temáticas tratadas, personajes, psicologías, línea temporal, escenas en la que se desarrollan las historias y similares lugares. Para poner la guinda al pastel el desenlace de la novela es el mismo: detención del presidente de diputación provincial Ramón Aparicio junto a otros importantes personajes políticos y mafiosos en Brick y el olivo 33, y del responsable provincial Arturo Grau y otros importantes personajes políticos y mafiosos en Los cuerpos extraños.
Lo que el señor Lorenzo Silva Amador (y/o sus ayudantes) hace con mi novela resulta transparente:
 Enmascarar los contenidos esenciales de la trama policial y de corrupción política de Brick y el olivo 33 bajo una historia más de la conocida serie de novelas protagonizadas por el brigada Bevilacqua.
 Transformar mi novela Brick y el olivo 33, creando personajes paralelos con distinto nombre y/o sexo pero con idéntica caracterización, dándose en ellos muchas coincidencias esenciales con los míos. Es particularmente llamativo el uso de varios nombres y apellidos de personajes iguales a los utilizados en Brick y el olivo 33 aplicados a caracterizaciones distintas.
 Coger la historia, los lugares y los personajes de Brick y el olivo 33, diseccionándolos y reestructurándolos en distinto orden, presentando una narración supuestamente original bajo el característico sello personal del señor Silva que tanto éxito le ha dado en su vida profesional (serie Bevilacqua).
En definitiva, y sin ningún género de dudas para mí, en Los cuerpos extraños se produce respecto a Brick y el olivo 33 una transformación de contenidos, se transponen conceptos fundamentales y elementos estructurales, se dan coincidencias que definen elementos esenciales del argumento, hay similitudes sustanciales en el desarrollo de la trama y en su desenlace, en los personajes protagonistas y secundarios y en sus interrelaciones.

Todo lo anterior, como cualquier mente despejada puede entender, me provoca una gran tristeza interior, y no renueva precisamente mis esperanzas en la bondad del género humano. Que un escritor de renombre utilice mi humilde historia en su exclusivo provecho, sólo se puede calificar de acto ruin y avariento. Más grave aún si cabe, mientras yo me devanaba los sesos realizando el análisis estructural entre mi novela y la “suya”, el señor Lorenzo Silva Amador firmaba alegremente ejemplares de Los cuerpos extraños repartiendo sonrisas entre sus admiradores incondicionales en la Feria del Libro, que se llevaban bajo el brazo, calentito, un nuevo ejemplar del brigada Bevilacqua sin sospechar las inconfesables inspiraciones del galardonado escritor. Un comportamiento con un nombre específico en el ámbito delictivo, motivo más que suficiente para que la fiscalía actuase de oficio en defensa del interés, ya no mío, sino de terceras personas.

Ya acabo, señor Silva, recordándole lo que usted mismo pone en boca (o mejor dicho, creo que pone en boca) del brigada Bevilacqua y de la sargento Chamorro en “su” extraña novela Los cuerpos extraños, transmitiéndole que no hay mayor grandeza en el ser humano que la de pedir perdón, y si aún le queda a usted algo de dignidad, siga el consejo del ascendido a subteniente Vila (ya sé que por su antigüedad, no por los tristes méritos que obtiene en Los cuerpos extraños emulando mi historia) y de la sargento Virginia:

“Reaccione, Manuel —le recomendé—. Mire, no voy a tratar de entender el hecho, ni voy a hacer ningún juicio moral o simplemente racional sobre por qué alguien como usted acaba envuelto en una mierda como ésta. Ya le tocará hacer examen de conciencia y sopesar lo inteligente que fue o no dejarse enredar a cambio de lo que quiera que sacara. Lo que me parece, mirándole y comparando con lo que vi ayer por la tarde en un calabozo de Nápoles, es que usted no es un bicho irrecuperable, algo le queda de vergüenza y de humanidad. Juegue esa baza y redúzcase el castigo, que no va a ser sólo el que le ponga el juez, sino el que usted se impondrá durante el resto de sus días. ¿De verdad cree que le compensa jugar a ese juego de rufianes de la ley del silencio, a esa maniobra barata del «me niego a declarar»?

“Si quiere un consejo, señora Valls —dijo—, y siempre que no tenga nada que ocultar, y no me refiero a un revolcón con la jefa o lo que quiera de ese estilo que hubiera entre ambas, diga verdad, sólo verdad y la verdad completa, hasta donde recuerde. Lo que trate de arreglar o eludir o disfrazar, sea cual sea la razón por la que cree que le conviene hacerlo, no va a redundar de ninguna manera en su beneficio, se lo aseguro. Sabemos hacer nuestro trabajo, y los hechos acaban saliendo siempre a la luz. Por más de un camino y con más de una prueba. Les gusta imponerse a nuestras mentiras y a las lagunas de nuestra memoria, sobre todo cuando alguien los busca con suficiente ahínco”.

“Entonces no te mintió, simplemente dirigió tu atención hacia otra cosa —razonó la sargento—. Es la mejor técnica para colársela a alguien, sin perder la compostura. Como hacen los magos. Se cercioran de que estás mirando a cualquier lugar menos donde sucede el truco”.

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